Wi-Fi ha sido durante mucho tiempo el estándar para la conectividad inalámbrica, pero una alternativa revolucionaria llamada Li-Fi está ganando atención por su promesa de velocidad y seguridad mejoradas, aunque con desafíos particulares.
Presentada por primera vez en 2011 por Harald Haas en una conferencia TED, Li-Fi utiliza luces LED que parpadean a una velocidad imperceptible para el ojo humano. Estos parpadeos crean patrones que pueden transmitir datos a receptores específicos, ofreciendo velocidades de transmisión de hasta 224 Gbps en pruebas de laboratorio, superando ampliamente al Wi-Fi convencional.
Una de las características destacadas de Li-Fi es su seguridad mejorada. Al utilizar luz en lugar de ondas de radio, la señal es más difícil de interceptar, proporcionando una capa adicional de protección contra ciberataques. Sin embargo, la dependencia de la luz como medio de transmisión limita su efectividad en entornos donde no haya visión directa con el emisor, lo que puede causar interrupciones en la conexión.
Los avances tecnológicos están permitiendo que los dispositivos receptores de Li-Fi sean cada vez más pequeños, facilitando su integración en dispositivos portátiles como teléfonos móviles. A pesar de sus ventajas, la tecnología Li-Fi aún no ha alcanzado una adopción masiva debido a sus limitaciones de implementación en entornos móviles y flexibles.
La Li-Fi Alliance, una organización dedicada al desarrollo de esta tecnología, continúa trabajando para mejorar su alcance y eficiencia, buscando posicionar a Li-Fi como una opción viable para aplicaciones empresariales que requieren altas velocidades de transmisión, seguridad mejorada y una mayor capacidad de ancho de banda.
